jueves, diciembre 04, 2008

Sin rencor



Lágrimas de los ojos, los infortunios de los infortunados,
Infortunios sin interés y lágrimas sin color.
Él no pide nada, no es insensible,
Está triste en prisión y triste si está libre.


Hace un tiempo muy triste, hace una noche negra
Sin lugar para un ciego. Los fuertes
Están sentados, los débiles tienen el poder
Y el rey está de pie y la reina sentada.


Sonrisas y suspiros, injurias que se pudren
En bocas de mudos y ojos de cobardes.
No toquéis nada: ¡esto quema, esto arde!
Vuestras manos están hechas
Para vuestros bolsillos y para vuestras frentes.


Una sombra...
Todo el infortunio del mundo
Y encima mi amor
Como un animal desnudo.

Paul Éluard

De "Morir de ne pas mourir", 1924.

miércoles, octubre 15, 2008

Ex libris

Veinticinco millones de japoneses ya leen en sus celulares.

¨Koizora´ (literalmente, cielo de amor) es el último éxito en las pantallas de sus móviles. Koizora es una historia romántica escrita por una joven nipona cuyo nombre real se mantiene en el anonimato, puesto que ha elegido llamarse igual que la protagonista del libro celular: Mika. La novela ha sido incluso llevada al cine.

Asimismo, las novelas descargadas en el teléfono saltan al papel en Japón. No se trata de un fenómeno nuevo: Mahou no iRando, un servicio web que nació con la idea pionera de crear un software para colgar en la Red novelas en construcción a través del teléfono celular, ha ganado mercado rápidamente gracias a que el 75% de los usuarios de celular en Japón (hay más de 100 millones) navegan por la Internet y acceden a innumerables servicios (no sólo el video o el SMS, sino también cursos de idiomas extranjeros, comercio en línea y hasta advertencias sobre terremotos).

Hoy, la revolución digital de las keitai shosetsu (literalmente, novelas celulares) es monumental. La mayoría de ellas son melodramas, con un estilo trillado de frases cortas, pincelado con íconos que expresan estados de ánimo y con tramas y personajes que la crítica tacha de exiguos y chatos.

Ni lerdas ni perezosas, las principales editoriales tradicionales niponas -Tohan, Kodansha y Shogakukan- han alentado a los escritores cibernéticos a que adapten sus éxitos al papel. El resultado ha sido que decenas de best cybersellers pueblan las estanterías de las librerías tradicionales. Y aquí está la paradoja que derrumba lo que se ha venido diciendo desde la Feria del Libro en Frankfurt: la literatura celular ha reanimado a la agonizante industria del papel.

Para quienes gustan de la tendencia a expresar todo en clave estadística, las cifras hablan por sí solas: las editoriales en línea crecen pero las tradicionales no se hunden. Remontan vuelo. Según datos de la Digital Content Association of Japan, la venta de libros celulares generó ganancias por 6.900 millones de yenes (44,5 millones de euros) en 2006, y 9.400 millones de yenes (60,7 millones euros) en 2007. Como dato más reciente en septiembre el diario francés Le Monde publicaba que desde abril de 2007 hasta marzo de 2008, la descarga de este tipo de obras ha supuesto 28.500 millones de yenes (184,2 millones de euros).

De todos modos, parece que por ahora la esperanzada mirada de Isaac Azimov prevalece.

lunes, octubre 13, 2008

Después de Internet


Hace ya siete años que el lingüista italiano Raffaele Simone afirmó que Internet es "el principal enemigo del libro y de la lectura, a pesar de su apariencia de estar hecho para leer y escribir".


Simone, que en aquella oportunidad dio una conferencia en Madrid, dijo que en los últimos veinte años del siglo XX se dio una zancadilla a igual cantidad de siglos de historia del conocimiento, lo que ha supuesto un retroceso evolutivo que –entre otros fenómenos- sustituye la lectura por la simple mirada.


Simeone, profesor de Lingüística en la Universidad de Roma Tres, y autor de La Tercera Fase, formas de saber que estamos perdiendo, sostuvo que el siglo XXI marca el inicio de una tercera fase en la historia del conocimiento, que estará dominada por la cultura audiovisual.


El lingüista dedicó su ponencia a exponer los cuatro cambios que han traído "la disolución de un paradigma de cultura, de información y de educación". De acuerdo a Simone, ha cambiado la jerarquía de los sentidos (ahora la visión natural prevalece sobre la alfabética), ha aumentado el valor de la imagen (y con ella la supremacía de lo menos estructurado sobre lo más estructurado), ha cambiado la naturaleza de la escritura y la tipología de los textos, (que son ilimitadamente modificables) y, por último, ha dado lugar a una nueva forma de elaborar la información que el lingüista denominó como "no proposicional".


Esta nueva forma de crear información, según el pensador italiano, carece de los rasgos tradicionales de naturaleza analítica, estructurada, contextualizada y referencial que se desarrolló de Sumeria hasta el boom de la Internet, para convertirse en "una masa indiferenciada donde todo está en todo". que desprecia el análisis y la experiencia, para reemplazarlos por un enfoque simultáneo, inmediato y superficial.


Desde una posición firme y probablemente controversial, convencido del carácter disolutivo desde el punto de vista social de la ´nueva mirada¨, Simeone enumeró tres categorías que según el filósofo George Steiner rigen la concepción clásica de la lectura: silencio, soledad y memoria cultural, a las que sumó una nueva: la lentitud. También coincidió con el autor de ¨Después de Babel ¨ en la idea de que en el actual siglo nuestras maneras de leer son vagas e irreverentes. Y por ende, nuestra visión del mundo sería -en el mejor de los casos- casi insolente.


La tesis final de Simone fue que el acceso al conocimiento a través de la Red mundial es "la más formidable barrera que nunca se ha presentado al contacto del individuo con la realidad".

viernes, octubre 03, 2008

Apócrifos

La tuerta

Oh, como te amaría si fueses tuerta
y con un ojo de cristal
abismándome en tu desigual
mirada de viva y de muerta.

Sobre mi mejilla derecha,
tu blanda mirada natural,
y sobre la izquierda la flecha
de tu mirada mineral.

Tu ojo duro sería inflexible
para mi desfallecimiento
pero el otro, tierno y sensible,
me consolaría al momento.

Y cuando pidiera tu mano,
como un burgués novio correcto,
te regalaría un perfecto
ojo de auténtico Murano.

Y en cada estación te pondría
un ojo de distinto color,
y así siempre nueva sería
tu mirada de amor.

Oh, amada, quítate un ojo
si conmigo te quieres casar
que yo te prometo ser cojo
para equilibrar.



Conrado Nalé Roxlo

viernes, junio 06, 2008

Crímenes imperceptibles


Hay una elemento en la prosa de Guillermo Martinez que provoca desgano en los lectores inquietos. La escritura del nuevo astro Editorial Planeta seduce menos que las tramas. Hay quienes abandonan la novela porque no les gustan los relatos en primera persona. Otros, descreen de las comparaciones que el autor desliza de cuando en cuando, a modo de pincelada reflexiva que ubique en el plano meramente estético un elemento generalmente superfluo del relato:

Quince días después me encontraba volando sobre el Atlántico en ese estado de incredulidad que desde siempre se apodera de mí ante cada viaje: como en un salto sin red, me parece mucho más probable, e incluso más económico como hipótesis – la navaja de Ockham-, hubiera dicho Seldom –, que un accidente de último momento me devuelva a mi situación anterior, o al fondo del mar, antes de que todo un país y la inmensa maquinaria que supone empezar una nueva vida comparezca finalmente como una mano tendida allí abajo.

A simple vista puede observarse una oración de 90 palabras, con puntuación de pizarrón pero un tanto extensa y agotadora para el lector argentino medio, a quien está dirigida esta literatura. Es curioso que en esta elección de escritura cercana a una traducción del alemán al español evoque a su tocayo de Ockam (u Occam), dado que con el citado párrafo Martínez pareciera proceder en el sentido opuesto al aporte del monje franciscano alemán, cuando separó las sombras de la luz del conocimiento científico y postuló en el s. XIV que Entia non sunt multiplicanda sine necesitate (no han de multiplicarse los entes sin necesidad, -o lo bueno si breve dos veces bueno-).

Dicho, esto, podemos señalar que, aunque la voz del narrador sea presentada como la de un científico, su estilo lo desdice.

Y sin embargo, con toda puntualidad, a las nueve de la mañana del día siguiente, el avión horadó tranquilamente la línea de brumas y las verdes colinas de Inglaterra aparecieron con verosimilitud indudable, bajo una luz que de pronto se había atenuado, o debería decir, quizá, degradado, porque esa fue la impresión que tuve: que la luz adquiría ahora, a medida que bajábamos, una cualidad precaria, como si se debilitara y languideciera al traspasar un filtro enrarecido.

Una vez más, el exceso: un lector del siglo XXI ya sabe que se tarda menos de un día en cruzar el océano Atlántico en avión. Y cabe suponer que ese detenimiento en la calidad óptica de las tierras británicas supondrá parte del problema de desentrañar los móviles de los crímenes imperceptibles a que se alude en la tapa.

Otros lectores han encontrado cansino el estilo en primera persona, agobiante y exageradamente maduro en Acerca de Roderer, sutilmente desubicado en el contexto de una enmarañada trama delictiva inglesa, un tour de force centrípeto que expulsa a los espíritus poco incrédulos del eje protagónico del narrador.

En sintética suma, Martinez ha transcurrido la trayectoria de Planeta con vientos comerciales favorables. El tiempo dirá si no se trata de un simple cometa errabundo.
Avispado de este descascaramiento narrativo, Alex de la Iglesia supo dejar prontamente atrás la novela al elaborar The Oxford Murders (Los crímenes de Oxford), con lo cual consigue felizmente la poco frecuente meta de que el lenguaje cinematográfico, aún cayendo en historias amorosas clichè, supere ampliamente la tensión del libro, al tiempo que nos regala las tetas magníficas de Leonor Watling.

domingo, mayo 25, 2008

Onetti






Tenía un vestido verde, apenas descotado; sacó de entre los pechos la pesada cruz y la estuvo balanceando. Sonreía saboreando mi presunta sorpresa, tan anunciada, al apreciar los muebles, las cortinas tenues que nos separaban de la noche. Puse cara de asombro, éxtasis, y di algunos pasos para prolongar mi admiración, que yo sabía impuesta. Magda volvió a reírse y dijo: ¨Permiso¨; salió por una puerta también blanca que supuse, acertando, era la del cuarto de baño. Y quedé solo, contemplando cosas que me hicieron pensar en las decadencias de las grandes civilizaciones, invadidas por los bárbaros. Los muebles, sillas, sofá, biblioteca, eran hermosos, magníficas maderas sin pintura ni barniz, retorcidas o enderezadas para dar comodidad y belleza. Ahí estaban, probablemente casi sin uso, agredidos por colorinches de almohadones. Estantes de biblioteca, que nunca albergarían libros, soportaban la insolencia de muñequitos que imitaban la estupidez de las historietas norteamericanas. Y la injuria de los retratos de familia: niños dentudos y escrofulosos, erguidas señoras gordas; fotos recortadas de revistas mostrando caras de los cómicos y cómicas que componen la triste fauna de los astros de la radio o la televisión. Vi el abrigo sobre un sillón, incongruente por supuesta baratura, tan piel de perro que invitaba a rascarlo acariciando, a hacerle fiestas. Pensé con maldad que, continuar usándolo, no era otra cosa que un anzuelo sutil para que llegara un sustituto valioso, armiño, visón, chinchilla o lo que estuviera soñando la ambición de Magda.

Aquel sillón era incongruente. Destacaba en el mobiliario severo, escandinavo, religioso, de la habitación. Mostraba lastimaduras en el cuero y sus patas habían sido atacadas por mordeduras, arañazos, de cachorro o gato.

Ahora ella estaba a mi lado, y se oía agonizar el ruido del agua en el cuarto de baño. Es posible que la memoria, siempre irrespetuosa del tiempo, me confunda y haya sido entonces cuando creí olerla por debajo del olor de su perfume.

miércoles, mayo 21, 2008

Clarice

Notas sobre el arte de escribir

Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.

¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.

No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra.


Clarice Lispector

miércoles, mayo 07, 2008

Oliverio


Hay días en que yo no soy más que una patada, únicamente una patada. ¿Pasa una motocicleta? ¡Gol!... en la ventana de un quinto piso. ¿Se detiene una calva?... Allá va por el aire hasta ensartarse en algún pararrayos. ¿Un automóvil frena al llegar a una esquina? Instalado de una sola patada en alguna buhardilla.

¡Al traste con los frascos de las farmacias, con los artefactos de luz eléctrica, con los números de las puertas de calle!

Cuando comienzo a dar patadas, es inútil que quiera contenerme. Necesito derrumbar las cornisas, los mingitorios, los tranvías. Necesito entrar —¡a patadas!— en los escaparates y sacar —¡a patadas!— todos los maniquíes a la calle. No logro tranquilizarme, estar contento, hasta que, no destruyo las obras de salubridad, los edificios públicos. Nada me satisface tanto como hacer estallar, de una patada, los gasómetros y los arcos voltaicos. Preferiría morir antes que renunciar a que los faroles describan una trayectoria de cohete y caigan, patas arriba, entre los brazos de los árboles.

A patadas con el cuerpo de bomberos, con las flores artificiales, con el bicarbonato. A patadas con los depósitos de agua, con las mujeres preñadas, con los tubos de ensayo.

Familias disueltas de una sola patada; cooperativas de consumo, fábricas de calzado; gente que no ha podido asegurarse, que ni siquiera tuvo tiempo de cambiarle el agua a las aceitunas... a los pececillos de color...

Oliverio Girondo

jueves, mayo 01, 2008

Crisis

La patria

Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.
Pobres negros.
Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,
dónde el que come los asados y te tira los huesos.
Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
diputados, tilingas de apellido compuesto,
gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,
centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes
primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,
bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
contraflor al resto. Y qué carajo,
si la casita era su sueño, si lo mataron en
pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.
Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.
Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
con su verde consuelo, lotería del pobre,
y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.
Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
pobres blancos que viven un carnaval de negros,
qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
en las casas blanqueadas del silencio del norte,
en las chapas de zinc donde el frío se frota,
en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.
Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia.
Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.
La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
ser argentino es estar triste,
ser argentino es estar lejos.
Y no decir: mañana,
porque ya basta con ser flojo ahora.
Tapándome la cara
(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
me acuerdo de una estrella en pleno campo,
me acuerdo de un amanecer de puna,
de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
quemando un horizonte de bañados.
Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.

Julio Cortázar

miércoles, abril 16, 2008

ensayo

Oración que la llovizna persigue
en la médula del amanecer.


Malgastan sus votos los párvulos de ruegos.



¿Cómo cultivan esos géneros campantes?
¿Cómo fulguran sus cucos somnolientos?



Si agasajan embrollos de astucias,
neutrales, musculosos y sutiles.
condensar sin retablos la desidia
no valdrá la pena.



Cuelgan la ruptura en la congoja y se alejan
insolentes, en carruajes retumbantes
de macumbas y alcanfor.





Pasan sospechando avivar sus pesadillas
y surcan los colmillos del diván
provistos de fantasía en cajitas relucientes.



No se sacian con ojeras la desdicha
y en el cruce de los truenos bamboleantes
restan cuando van sobrando,
en su dulce estratagema,
para imberbes que cargan cruces de flaquezas
entusiastas del ocaso ineludible.


Hoy se enrolan en visiones pendencieras
como fogatas de niebla que abrasan
en el sendero todo lo que asome.



La clemencia predican con saña
por dos copas y un triunfo falsario
para cantar nefandos menos diez.

sábado, abril 05, 2008

Argumentum ornithologicum

Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra el de la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno, pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible, ergo, Dios existe.

Jorge Luis Borges

lunes, marzo 24, 2008

Nunca más

Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más 'terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que Únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana.
Únicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado.

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP)



Regresos

Así que has vuelto
Como si hubiera pasado nada
Como si el campo de concentración, no.
Como si hace 23 años
que no escucho tu voz ni te veo.
Han vuelto el oso verde, tu
sobretodo larguísimo y yo
padre de entonces.
Hemos vuelto a tu hijar incesante
en estos hierros que nunca terminan.
¿Ya nunca cesarán?
Ya nunca cesarás de cesar.
Vuelves y vuelves
y te tengo que explicar que estás muerto.

Juan Gelman

domingo, marzo 23, 2008

Máquina del tiempo

Lo pergeñó Herbert George Wells.

Escribir una carta es enviar un mensaje al futuro. Salir al encuentro de alguien que aún no está allí. Pero entonces, volar en avión es ir al encuentro de una pista, de una ciudad, de gente, de unas voces y música que aún no están allí.

Tras asimilar estas sospechas, exige un gran acto de fe creer que cuando regrese a casa esta noche beberé esa cerveza helada que aún no está en la heladera, que aún no empañó su cristal ámbar.

El correo postal y la sed anhelante serían así máquinas del tiempo.

Vivir el presente es una ficción, un puente que permite salvar el abismo vertiginoso del tiempo, la succión fulminante de la luz huyendo desenfrenada desde y hacia la oscuridad, desde y hacia la ausencia que tapa a los poetas, desde y hacia la polisemia Rorschach, desde y hacia el solipsismo de los gatos astutos y las calles huérfanas donde mueren los domingos, donde bostezan las baldosas, inútiles zancos que llevan a ninguna parte.

sábado, marzo 22, 2008

Pizarnik

En esta noche, en este mundo


las palabras del sueño de la infancia de la muerta
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe


no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

sábado, marzo 15, 2008

Cabeza de chorlito




El hombre saca el celular del bolsillo del saco y comienza a pasearse por el patio mientras contesta el llamado. Ha pasado media mañana sentado frente a la computadora, pero el ringtone lo pone en movimiento.


Acompaña cada cambio en el turno de la conversación con un cambio en su trayectoria, y se detiene para subrayar con la mano libre sus respuestas.


A mil kilómetros de distancia, una mujer intenta detectar en el reflejo de las vidrieras dónde dejó estacionado su auto mientras le cuenta que un estudio encabezado por el ornitólogo danés Henrik Mouritsen, de la Universidad de Oldenburg, en el norte de Alemania, ha llegado a la conclusión de que la zona cerebral que controla el lenguaje humano es una evolución de la que determina el movimiento.


En un comienzo, Mouritsen estudiaba los sistemas de navegación de las aves migratorias que, al igual que el de las palomas mensajeras, revelan una precisión pasmosa y sólo han sido imitados parcialmente por los humanos con la invención de la navegación por satélite.

Mientras buscaban el GPS animal, los científicos observaron que en la zona cerebral responsable del movimiento de esas aves existen patrones y mapeos neuronales que se emparentaban asombrosamente con la región que controla su canto.

Papagayos, colibríes y plumíferas canoras teutónicas serían el ejemplo de por qué las personas se ponen en marcha al hablar. "El lenguaje depende de la facultad agudamente refinada de controlar los movimientos de la laringe. Suponemos que las regiones cerebrales que controlan el lenguaje evolucionaron en forma semejante a las del cerebro de los pájaros", señaló Mouritsen.

Si se logra dilucidar la exacta relación entre lenguaje y movimiento, estaríamos a las puertas de entender cómo es que tantas personas se pierden en los derroteros de sus discursos, migran de una postura política a otra sin olvidar el camino de regreso o por qué no pueden permanecer sentadas mientras hablan por celular.

Asimismo, los investigadores han planteado la hipótesis de que la región cerebral de los pájaros que controla los movimientos sirvió de base para la evolución del canto y que ello es además extrapolable a los seres humanos, lo cual alentaría el regreso a los escenarios de tanto pajarraco glam metal que creíamos sepultado en el olvido.


Los resultados apoyan además una hipótesis habitual según la cual el lenguaje humano tiene su origen en la comunicación gestual y la mímica, que también son formas del movimiento, si se considera que los bebés y los adolescentes se manejan por el lenguaje de señas antes de articular sus primeras palabras.

Hay quienes van más lejos y esperan mayores precisiones sobre el descubrimiento para elaborar una nueva teoría sobre los moai de Rapa Nui y la repentina desaparición de sus creadores, los hombres-pájaro, de los que sólo quedó el ceremonial del Tangata manu, quien recogía el primer huevo de manu tara (el gaviotín pascuense) y era líder por un año, allá por abril.

jueves, febrero 14, 2008

Añicos de cenizas

Tres de la tarde. Treinta y tres grados a la sombra. Nada parecía desplazarse, salvo los deseos de que quedara un cigarrillo en el estuche. No tenía ninguna certeza; más aún, ya había desechado minutos antes toda posibilidad de que en algún momento del día anterior hubiera guardado un pucho. Entonces, tomando en mis manos anhelantes pero absolutamente escépticas, terriblemente anhelantes, el estuche, lo destapé y una alegría en tropel me desbordó la cara y, por qué no, el alma: un cigarrillo hermoso se erguía como un cohete a punto de encenderse para volar hasta mi cerebro rebosante de júbilo. Entonces tomé la birome y el cuaderno dispuesto a plasmar ese momento que me abrazaba como una supernova de impresiones.
Tres latidos después, un ruido a vidrio que cae y estalla me hizo recordar que dos veces no debo, que la semana anterior no debería haber manipulado con impune torpeza el cenicero para dejarlo volar hasta el piso desde ciento sesenta y tres centímetros de altura; porque aquel día se había mantenido unido con una dignidad escasamente vista. El cenicero no había mostrado una sola cicatriz o veteado que pudiera relatar o delatar la terrible caída, el terrible chapuzón fallido en la mugre del piso.
Pero ahora no. No había resistido el tropezón que lo sepultó en los cincuenta centímetros que separan al apoyabrazos izquierdo del sillón de sus patas y una estrella de añicos y cenizas fractales se esparcía y flotaba sobre las baldosas, recordándome que seguía sin fumarme el cigarrillo por escribir lo que sucedía. Y trascartón recordé que dos meses antes me habían querido regalar un hermoso posacenizas de cristal tallado y yo había rechazado el presente (ahora irrecuperable pasado) porque me bastaba el cenicero que tenía.
Ahora veía que el cenicero más usado, más cercano y querido es el roto (porque un martillo roto es más real que uno sano, rezaba un escrito marxiano olvidado y abierto sobre la mesa). Y el efecto de realidad se escabullía entre citas y categorías sin concierto, salvo una red moébica de imágenes que cabalgaban en patrón métrico de cumbia allende a la medianera como factor constitutivo de la arritmia racional.
Luego de asentar el testimonio lo más inteligiblemente posible, prendí el cigarrillo, deje que me fume lentamente y ví lloviznar el cilindro de cenizas sobre el naufragio de cristales.

sábado, febrero 09, 2008

Marítima

Acaso un desatino de mis dedos
Dibuje el rostro incierto del deseo
Entre los pliegues ocres de tu pelo
Para salvar el puente de la siesta

Quizás entre tus mundos se cobijen
Aquellas madrugadas sin fronteras
Donde medran los dones de tu vientre
Y el canto abrumador de las sirenas

Allí estaré encallado, entre tus brazos,
Mellado el casco altivo de mi pecho
Y el lento vacilar de tu mirada
Hará estallar el viento en mil pedazos

jueves, enero 31, 2008

99 lecturas recomendadas

Quien se detenga un momento a considerar esta lista no tendrá recorrido el mejor sendero de la lectura, ni pasará por sabio si los ha leído todos. Pero transitará casi todas las preguntas importantes de la existencia. No así las respuestas, que andarán -vaya uno a saber-por otro derrotero.

1. Dioses, tumbas y sabios, C. W. Ceram
2. Cuando ya no importe, Juan Carlos Onetti
3. Viaje al centro de la tierra, Jules Verne
4. La insoportable levedad del ser, Milan Kundera
5. Elogio de la locura, Erasmo
6. Ficciones, Jorge Luis Borges
7. Lolita, Vladimir Nabokov
8. El país de octubre, Ray Bradbury
9. Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
10. El perfume, Patrick Süskind
11. Ensayos, Roger Bacon
12. El Aleph, Jorge Luis Borges
13. Niebla, Miguel de Unamuno
14. La vuelta al día en ochenta mundos, Julio Cortázar
15. Fahrenheit 451, Ray Bradbury
16. El Eternauta, Oesterheld - Solano López
17. La gesta del marrano, Marcos Aguinis
18. Final del juego, Cortázar
19. Odessa, Frederick Forsyth
20. El cerebro de Broca, Carl Sagan
21. Rubbayiat, Omar Khayyam
22. El evangelio según Jesucristo, José Saramago
23. Cumbres borrascosas, Emily Brontë
24. 62/Modelo para armar, Julio Cortázar
25. La conciencia de Zeno, Italo Svevo
26. Mitologías, Roland Barthes
27. Mientras escribo, Stephen King
28. El arte de amar, Ovidio
29. Una historia de la lectura, Alberto Manguel
30. Otras inquisiciones, Jorge Luis Borges
31. El mundo ha vivido equivocado, Roberto Fontanarrosa
32. Las venas abiertas de América Latina, Eduardo Galeano
33. Juntacadáveres, Juan Carlos Onetti
34. Un breve historia del tiempo, Stephen Hawking
35. Mas allá del bien y del mal, Friedrich Nietzsche
36. Fábulas, Esopo
37. Tonto, muerto, bastardo e invisible, Juan José Millás
38. Historia de la estupidez humana, Paul Tabori
39. Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll
40. Contra la interpretación, Susan Sontag
41. El nombre de la rosa, Umberto Eco
42. El señor de las moscas, William Golding
43. 1984, George Orwell
44. Narraciones extraordinarias, Edgar Allan Poe
45. La metamorfosis, Franz Kafka
46. Odisea, Homero
47. La increíble historia de Peter Schlemihl, Adelbert von Chamisso
48. El conde de Montecristo, Alejandro Dumas
49. Historia de la filosofía occidental, Bertrand Russell
50. 20 poemas para ser leídos en el tranvía, Oliverio Girondo
51. Rayuela, Julio Cortázar
52. Un mundo feliz, Aldous Huxley
53. Regreso a mundo feliz, Aldous Huxley
54. Martín Fierro, José Hernández
55. Salvo el crepúsculo, Julio Cortázar
56. Cuentos de amor, de locura y de muerte, Horacio Quiroga
57. Miedo a la libertad, Erich Fromm
58. El siglo de las luces, Alejo Carpentier
59. El traductor, Salvador Benesdra
60. Papillon, Henri Charriere
61. Dracula, Bram Stoker
62. El juguete rabioso, Roberto Arlt
63. Antología de la literatura fantástica, J. L. Borges, A. Bioy Casares y S. Ocampo, ed
64. El Principito, Antoine de Saint-Exúpery
65. El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez
66. La Biblia
67. Antologías apócrifas, Conrado Nalé Roxlo
68. Robinson Crusoe, Daniel Defoe
69. Kamasutra
70. El extraño caso de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, Robert Louis Stevenson
71. Rebelión en la granja, George Orwell
72. Historia general de las drogas, Antonio Escohotado
73. La conjura de los necios, John Kennedy O´Toole
74. La narración de Arthur Gordon Pym, Edgar Allan poe
75. Frankenstein, Mary Shelley
76. Boquitas pintadas, Manuel Puig
77. Héroes y herejes, Barrows Dunham
78. Apología de Sócrates, Platón
79. Aguafuertes porteñas, Roberto Arlt
80. Las enseñanzas de don Juan, Carlos Castaneda
81. La naranja mecánica, Anthony Burguess
82. El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad
83. Los mitos griegos, Robert Graves
84. Crimen y castigo, Fiodor Dostoievsky
85. Cuentos, J. y W. Grimm
86. En busca de Troya, Irving Stone
87. El extranjero misterioso, Mark Twain
88. El lobo estepario, Herman Hesse
89. Teoría de la inteligencia creadora, José Antonio Marina
90. Mafalda, Quino
91. El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde
92. Espantapájaros, Oliverio Girondo
93. Cuentos, Guy de Maupassant
94. La interpretación de los sueños, Sigmund Freud
95. El arquitecto, Henri Troyat
96. Macbeth, William Shakespeare
97. Los viajes de Gulliver, Jonathan Swift
98. La condesa sangrienta, Alejandra Pizarnik
99. El diccionario del diablo, Ambrose Bierce

martes, enero 29, 2008

La especular

La especular

That mirror on mirror mirrored is all the show.
W. B. Yeats

Temerosos y furtivos
en la cómplice noche
con palabras caricias y oídos
alertas
conciben deseos de importuna concreción.
Una danza en llamarada
los funde ante el cristal.
Prudente intervalo
sometido
al oleaje anhelante.
Un espejo atestigua un grito silente
fugado en sudores.
En tenso arco el espasmo
la sumerge en la espiral sin fondo
del fuego desatado
y sus ojos se inundan
de armónica paz.

domingo, enero 27, 2008

Allegro ma non troppo

Un libro de Carlos Cipolla bastante divertido, si no fuera porque a diario hay que sobrellevar muchas de las situaciones que se describen en él.

La obra de Carlo Cipolla por momentos realmente hace llorar, por lo que la teoría de los nombres que predestinan a sus poseedores cobra una fuerza apabullante en este pensador.
Uno de los pasajes más esclarecedores del libro ofrece el salvavidas de "Las leyes fundamentales de la estupidez humana".

1ª. Ley fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestimamos el número de individuos estúpidos que transitan el mundo.

2ª. Ley fundamental:La probabilidad de que determinada persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de dicha persona.

3ª. Ley fundamental (o de Oro): Una persona estúpida es la que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener un provecho para sí, e incluso obteniendo un perjuicio.

4ª. Ley fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

5ª. Ley fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. Corolario a esta última ley: El estúpido es más peligroso que el malvado.


Con el desarrollo de la 3ª Ley (beneficios y daños que alguien se causa a sí mismo y a los demás), el autor divide a la humanidad en 4 grupos básicos:

a) Inteligentes: obtienen beneficios para ellos y para los demás.

b) Incautos: benefician a los demás pero no a sí mismos por falta de previsibilidad..

c) Malvados: afectan a los demás para beneficiarse a sí mismos., lo cual es injusto pero racional y previsible.

d) Estúpidos: perjudican a los demás y a sí mismos. Frente a estos uno está absolutamente desarmado.

miércoles, enero 23, 2008

La circular




Ella no escucha bien

le auguraron destino circular

pero entendió singular

Desde entonces rota

permanente

creyéndose directa

y sólo escucha el anverso

de sus confusiones.

domingo, enero 20, 2008

Recado

No me des pausa, no me absuelvas jamás
Acósame en el tuétano, que cada espada brutal sea tu rostro que regresa.
¡No me faltes dolor, no me des paz!
Así perderé mi dominio, ocurriré sutilmente.
No me malogres como una melodía inerte,
no seas soborno ni encierro;
lábrame como un puñal innoble, desgárrame.
Custodia tu deleite mortal, tu gesto, tu elogio.
No los entregues a la astucia.
Atrápame con cálida brisa de hierro y carbón.
Calla. Escúpeme vidrio en las entrañas, fisúrame las nieblas.
No me apetece tumbarme en plena noche, echar de ver que apuestas cara o ceca a la bestia.
Te invoco en la cruel solemnidad del precipicio,
Nada te pido.
Ni las escamas.
Hasta el olvido.
Liquida tu rostro innoble y permíteme clamar al fin mi infame espera.

Julito

No se culpe a nadie

El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pull-over azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse y sacarse pull-overs, irse encerrando, alejando. Sin ganas silba un tango mientras se aparta de la ventana abierta, busca el pull-over en el armario y empieza a ponérselo delante del espejo. No es fácil, a lo mejor por culpa de la camisa que se adhiere a la lana del pull-over, pero le cuesta hacer pasar el brazo, poco a poco va avanzando la mano hasta que al fin asoma un dedo fuera del puño de lana azul, pero a la luz del atardecer el dedo tiene un aire como de arrugado y metido para adentro, con una uña negra terminada en punta.

(continúa aquí)

Las vecinas


Episodio I

Se desplaza con cautela por el pasillo y la vereda, prestando atención sólo a sus nietos y a la viuda jubilada del segundo, con quien comparte la revista del cable, que cada vecino comparte solidariamente con algún otro, lo que no parece importarle demasiado al empleado de la empresa de cable del sexto, que tampoco parece percatarse de que funciona como prueba de que no sólo los empleados públicos transcurren sus jornadas totalmente ajenos a los pequeños desajustes que conlleva mirar continuamente para otro lado.

La viuda encontró finalmente una aliada, después de años de mirar con desdén a todos los vecinos y un período reciente en el que buscó el diálogo con los mismos para subsanar el vacío provocado por la muerte del marido, amigo íntimo del Toro Viejo, generando diálogos triviales que nunca terminaban en la cesión desinteresada de algunos de los cientos de jugosos limones que se precipitaban a su patio desde su frondoso árbol, sino en alguna queja o reclamo sobre mejoras necesarias para todo el edificio, las cuales procurasen ante todo traer alivio a la amenaza perpetrada por la única vez que se le había arrimado a su puerta agua de la calle, cuatro años antes.