sábado, marzo 15, 2008

Cabeza de chorlito




El hombre saca el celular del bolsillo del saco y comienza a pasearse por el patio mientras contesta el llamado. Ha pasado media mañana sentado frente a la computadora, pero el ringtone lo pone en movimiento.


Acompaña cada cambio en el turno de la conversación con un cambio en su trayectoria, y se detiene para subrayar con la mano libre sus respuestas.


A mil kilómetros de distancia, una mujer intenta detectar en el reflejo de las vidrieras dónde dejó estacionado su auto mientras le cuenta que un estudio encabezado por el ornitólogo danés Henrik Mouritsen, de la Universidad de Oldenburg, en el norte de Alemania, ha llegado a la conclusión de que la zona cerebral que controla el lenguaje humano es una evolución de la que determina el movimiento.


En un comienzo, Mouritsen estudiaba los sistemas de navegación de las aves migratorias que, al igual que el de las palomas mensajeras, revelan una precisión pasmosa y sólo han sido imitados parcialmente por los humanos con la invención de la navegación por satélite.

Mientras buscaban el GPS animal, los científicos observaron que en la zona cerebral responsable del movimiento de esas aves existen patrones y mapeos neuronales que se emparentaban asombrosamente con la región que controla su canto.

Papagayos, colibríes y plumíferas canoras teutónicas serían el ejemplo de por qué las personas se ponen en marcha al hablar. "El lenguaje depende de la facultad agudamente refinada de controlar los movimientos de la laringe. Suponemos que las regiones cerebrales que controlan el lenguaje evolucionaron en forma semejante a las del cerebro de los pájaros", señaló Mouritsen.

Si se logra dilucidar la exacta relación entre lenguaje y movimiento, estaríamos a las puertas de entender cómo es que tantas personas se pierden en los derroteros de sus discursos, migran de una postura política a otra sin olvidar el camino de regreso o por qué no pueden permanecer sentadas mientras hablan por celular.

Asimismo, los investigadores han planteado la hipótesis de que la región cerebral de los pájaros que controla los movimientos sirvió de base para la evolución del canto y que ello es además extrapolable a los seres humanos, lo cual alentaría el regreso a los escenarios de tanto pajarraco glam metal que creíamos sepultado en el olvido.


Los resultados apoyan además una hipótesis habitual según la cual el lenguaje humano tiene su origen en la comunicación gestual y la mímica, que también son formas del movimiento, si se considera que los bebés y los adolescentes se manejan por el lenguaje de señas antes de articular sus primeras palabras.

Hay quienes van más lejos y esperan mayores precisiones sobre el descubrimiento para elaborar una nueva teoría sobre los moai de Rapa Nui y la repentina desaparición de sus creadores, los hombres-pájaro, de los que sólo quedó el ceremonial del Tangata manu, quien recogía el primer huevo de manu tara (el gaviotín pascuense) y era líder por un año, allá por abril.