lunes, diciembre 12, 2011

Leda and the swan



Una ráfaga súbita: las magnas alas desplegadas
sobre la doncella vacilante, los muslos acariciados
por las negras palmas, en el cuello el pico preso;
indefensa y sujeta pecho contra pecho.


¿Cómo pueden esos frágiles dedos aterrados
defender los mansos muslos de la gloria alada?
Y ante ese blanco torrente, un cuerpo así tendido,
¿qué hace salvo sentir el palpitar desconocido?


Un espasmo en la entrepierna concibe
el muro caído, el techo y la torre ardiendo,
a Agamenón y su muerte.
Tan impotente,
tan rendida ante el brutal hijo del aire,
¿unió ella al recibirlos el saber y el poder
antes de que el indiferente pico la dejara caer?


William Butler Yeats

(Traducción al español de Gustavo Negrin)

martes, junio 14, 2011

25 years and counting





In memoriam


Just a curious episode...

In 1977, Jorge Luis Borges wrote a short story for La Nacion newspaper called ´August, 24th 1983´, where Borges dreamt of himself commiting suicide in his 84th birthday.

As the day approached, lots of people showed their concern for the possible transposition of the event from fiction to reality.

So Borges commented: ¨What should I do? Should I behave like a gentleman and turn fiction into reality so as not letting that people down? Or should I let things pass by unheeded?



Jorge Luis Borges died in Geneva, Switzerland, on June 14th, 1986.

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POEMA DE LOS DONES

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido

lunes, mayo 30, 2011

show of the dead

Tengo los muertos todos aquí
quien quiere que se los muestre.
Unos hincados, otros de pie
todos muertos para siempre.

Elija usted en cual de todas ellas
se puso a pensar.

viernes, mayo 06, 2011

La bengala perdida

Tu jeep no arranca más,
ni siquiera un milagro te haría salir,
del barro no volverá.

Adentro queda un cuerpo,
la bengala perdida se le posó,
allí donde se dice gol.

Dejaron todo bajo el vendaval
y huyendo del lodo no se supo más,
bajo la lluvia el chasis se pudrió
y allí tambien la criatura de Dios.

Después volvió el amor,
al llegar un verano él se enamoró,
tuvieron un lindo gordi.

Bajo la herencia la inmortalidad,
cultura y poder son esta porno bajón,
por un color, sólo por un color,
no somos tan malos ya la cancha estalla en nada.

Sin darme cuenta voy cayendo en cruz hacia el cenit,
el cielo ya no tiene mis pies.
Y la espiral que me habrá de llevar no es mejor
que todas esas vueltas que dí,
buscando un amanecer,
buscando un amanecer,
buscando un amanecer.

No hay una cuestión que no conduzca al mar,
tan solo así de noche puede uno descansar.
Dios de probeta de piadosa luz de corderoy,
Tití portando un dulce Exocet,
que busca de piel en piel,
que busca de piel en piel,
que busca de piel en piel.

De las tribunas se puede regresar,
tan solo hace falta ser de masa gris.
Las aguas tienen un recurso más,
moviendo las olas ya no hay realidad,
ondas en aire.

Un tibio día se precipitó hasta aquí,
aquí donde no hay nada que hacer.
Y la mujer que sabe el devenir porque ve
mirando con el ojo del sur,
el ojo que mira al magma,
el ojo que mira al magma,
el ojo que mira al magma.

Inutilmente no se vuelve aquí y es que algo habrá
el cielo sólo quiere jugar.
No quiero un valle de catacumbas nunca más,
no quiero que me llenen de sal,
jugando hasta no poder,
jugando hasta no poder,
jugando hasta no poder.http://www.blogger.com/img/blank.gif

Bajo la herencia la inmortalidad,
cultura y poder son esta porno bajón,
por un color, sólo por un color,
no somos tan malos todo va a estallar,
ondas en aire,
ondas en aire,
ondas en aire.




Luis Alberto Spinetta

lunes, mayo 02, 2011

Sabaton




"La ciencia ha sido un compañero de viaje, durante un trecho, pero ya ha quedado atrás. Todavía cuando nostálgicamente vuelvo la cabeza, puedo ver algunas de las altas torres que divisé en mi adolescencia y me atrajeron con su belleza desposeída de los vicios carnales. Pronto desaparecerán de mi horizonte y sólo quedará el recuerdo. Muchos pensarán que ésta es una traición a la amistad, cuando es fidelidad a mi condición humana. De todos modos, reivindico el mérito de abandonar esa clara dudad de las torres —donde reinan la seguridad y el orden— en busca de un continente lleno de peligros, donde domina la conjetura".

Ernesto Sabato
(24 de junio de 1911 - 30 de abril de 2011)

sábado, febrero 12, 2011

Una sombra impostergable

Nuestro pobre individualismo

Las ilusiones del patriotismo no tienen término. En el primer siglo de nuestra era, Plutarco se burló de quienes declaran que la luna de Atenas es mejor que la luna de Corinto; Milton, en el XVII notó que Dios tenía la costumbre de revelarse primero a Sus ingleses; Fichte, a principios del XIX, declaró que tener carácter y ser alemán es, evidentemente lo mismo. Aquí, los nacionalistas pululan; los mueve, según ellos, el atendible o inocente propósito de fomentar los mejores rasgos de los argentinos. Ignoran, sin embargo, a los argentinos; en la polémica, prefieren definirlos en función de algún hecho externo; de los conquistadores españoles (digamos) o de una imaginaria tradición católica o del “imperialismo sajón”.

El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos sueles ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; (1) lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Aforismos como el de Hegel “El Estado es la realidad de la idea moral” le parecen bromas siniestras. Los films elaborados en Hollywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente, un periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo después a la policía; el argentino, para quien la amistad es una pasión y la policía una mafia, siente que ese “héroe” es un incomprensible canalla. Siente con don Quijote que “allá se lo haya cada uno con su pecado” y que “no es bien que los hombre honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello” (Quijote, I, XXII). Más de una vez, ante las vanas simetrías del estilo español, he sospechado que diferimos insalvablemente de España, esas dos líneas del Quijote han bastado para convencerme de error; son como el símbolo tranquilo y secreto de nuestra afinidad. Profundamente lo confirma una noche de la literatura argentina: esa desesperada noche en la que un sargento de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.

El mundo, para el europeo, es un cosmos en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce; para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha merecido un premio cualquiera, el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye treinta y seis hombres justos – los “Lamed Wufniks”- que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen el universo; si la oye, no le extrañará que esos beneméritos sean oscuros y anónimos…Su héroe popular es el hombre solo que pelea con la partida, ya en acto (Fierro, Moreira, Hormiga Negra), ya en potencia o en el pasado (Segundos Sombra). Otras literaturas no registran hechos análogos. Consideremos, por ejemplo dos grande escritores europeos: Kipling y Franz Kafka. Nada, a primera vista, hay entre los dos en común, pero el tema del uno es la vindicación del orden, de un orden (la carretera de Kim, el puente en The Bridge Builders, la muralla romana en Puck of Pook´s Hill); el del otro, la insoportable y trágica soledad de quien carece de un lugar, siquiera humildísimo, en el orden del universo.

Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos, se añadirá que no son capaces de explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son el comunismo y el nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.

Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que tuviera alguna afinidad con los argentinos, un partido que nos prometiera (digamos) un severo mínimo de gobierno.

El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y finalmente construyeran, su antítesis.



Buenos Aires, 1946

Jorge Luis Borges


(1) El Estado es impersonal; el argentino solo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un crimen. Compruebo un hecho; no lo justifico o excuso.


sábado, enero 29, 2011

Why Darwin Would Have Loved Botox

I don’t mean that he would have been first in line at the doctor’s office to get a needle jabbed into his famously furrowed brow. I mean that Darwin would have loved to use Botox as a scientific tool--to eavesdrop on the intimate conversation between the face and brain.



For much of his life, Darwin was ob­sessed with faces. On a visit to the London Zoo, he gave mirrors to a pair of orangutans and watched them grimace and pucker their lips as they stared at their reflections. He passed many an afternoon gazing intently at photographs of crying babies and laughing women. He showed his friends pictures of a man whose facial muscles were distorted in various ways by electric shocks and quizzed them about what emotion the man seemed to be feeling. To find out if all humans expressed emotions in the same way, he wrote up a list of 16 questions, which he sent to dozens of acquaintances around the world. His list of questions began:

1. Is astonishment expressed by the eyes and mouth being opened wide, and by the eyebrows being raised?

2. Does shame excite a blush when the colour of the skin allows it to be visible? and especially how low down the body does the blush extend?

3. When a man is indignant or defiant does he frown, hold his body and head erect, square his shoulders and clench his fists?

Darwin took the answers he got from his correspondents--from such places as Borneo, Calcutta, and New Zealand--and combined them with the rest of his notes on faces to publish a book in 1872 entitled The Expression of the Emotions in Man and Animals. Most scientists in Darwin’s time considered the face a mystery, its expressions having been set at the time of Creation. But Darwin argued that the look of happiness or grief on a person’s face was the product of evolution, just as our hands evolved from fish fins.



As evidence, Darwin pointed to the results of his poll. People the world over made faces using the same basic patterns of muscle contraction, starting from infancy. In his book Darwin printed pictures of people getting electric shocks, which were taken by the French physician Guillaume-Benjamin-Amand Duchenne. Simply by running current through different parts of a person’s face, Duchenne could produce expressions of happiness, fear, anger, and disgust. Expressions were reflexes, Darwin argued, instinctive patterns etched in our faces and brains.

(...)

Discover, November 2008
Copyright 2008 Carl Zimmer