miércoles, abril 16, 2008

ensayo

Oración que la llovizna persigue
en la médula del amanecer.


Malgastan sus votos los párvulos de ruegos.



¿Cómo cultivan esos géneros campantes?
¿Cómo fulguran sus cucos somnolientos?



Si agasajan embrollos de astucias,
neutrales, musculosos y sutiles.
condensar sin retablos la desidia
no valdrá la pena.



Cuelgan la ruptura en la congoja y se alejan
insolentes, en carruajes retumbantes
de macumbas y alcanfor.





Pasan sospechando avivar sus pesadillas
y surcan los colmillos del diván
provistos de fantasía en cajitas relucientes.



No se sacian con ojeras la desdicha
y en el cruce de los truenos bamboleantes
restan cuando van sobrando,
en su dulce estratagema,
para imberbes que cargan cruces de flaquezas
entusiastas del ocaso ineludible.


Hoy se enrolan en visiones pendencieras
como fogatas de niebla que abrasan
en el sendero todo lo que asome.



La clemencia predican con saña
por dos copas y un triunfo falsario
para cantar nefandos menos diez.