domingo, enero 20, 2008

Recado

No me des pausa, no me absuelvas jamás
Acósame en el tuétano, que cada espada brutal sea tu rostro que regresa.
¡No me faltes dolor, no me des paz!
Así perderé mi dominio, ocurriré sutilmente.
No me malogres como una melodía inerte,
no seas soborno ni encierro;
lábrame como un puñal innoble, desgárrame.
Custodia tu deleite mortal, tu gesto, tu elogio.
No los entregues a la astucia.
Atrápame con cálida brisa de hierro y carbón.
Calla. Escúpeme vidrio en las entrañas, fisúrame las nieblas.
No me apetece tumbarme en plena noche, echar de ver que apuestas cara o ceca a la bestia.
Te invoco en la cruel solemnidad del precipicio,
Nada te pido.
Ni las escamas.
Hasta el olvido.
Liquida tu rostro innoble y permíteme clamar al fin mi infame espera.

No hay comentarios.: