miércoles, septiembre 13, 2006

Manuscribir


Algunos se sienten más seducidos por el ejercicio de la escritura manual que inclinados al uso del teclado. La posibilidad de tachar, corregir y volver a tachar es uno de los motivos. También puede hacerse en la computadora, es cierto. Pero… no es lo mismo. En el tachón, la reelaboración, la pausa, el movimiento de la mano y la lapicera juegan un papel de íntima discusión. Pasar en limpio es recordar el camino desandado y los desvíos ignorados. También permite tomar uno de esos desvíos, y encontrarse con nuevas posibilidades, con derroteros narrativos casi insospechados.
Si un día optamos por desplegar un relato sobre el lienzo de un día luminoso, al pasarlo en limpio quizás dedicamos un par de horas a emprender un derrotero paralelo bajo la lluvia y ver de qué manera, si cabe, los hechos se permutan, se desglosan, se humedecen, se congestionan.
En fin.

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