martes, septiembre 12, 2006

No hay dos sin estrés



¿Debe verse el furor del momento en la escritura? ¿Es acaso parte del contenido?

Esa sensación continua de saber mucho y sin embargo sentirse tan ignorante, tan poca cosa. Esa sensación de no saborear deseos por nada, porque la miseria de hoy fueron los deseos de ayer. Porque estas semillas fueron (son) las semillas pasadas.
El infierno puede adquirir, ya se sabe, múltiples formas, una instancia en cierto sentido fenomenológica. Digo infierno para acotar la instancia a un marco occidental que evite los habituales desbordes.
Dos pájaras de una pequeña población del interior se encuentran en viaje laboral matutino y administrativo a la ciudad central y comienzan a desmigajar un pasado común -casi- inexistente plagado de referencias cruzadas, personajes insulsos y anécdotas insoportables para el pasajero que viaja en el asiento anterior, que desgraciada o calculadamente soy yo. Yo y mis oídos incapaces de arrojarse a una siesta corta o apelar a cualquier otro recurso habitual de tangente de verosimilitud. Y el martilleo de estupideces se derrama durante una larguísima hora, con cadencias y tonos cambiantes pero siempre, siempre, vacíos y saturados de una oquedad existencial insobornable, con la densidad del plomo, candente hasta la disolución.
Finalmente encuentro la solución a la continuidad de semáforos y paradas y me bajo cerca del enrejado pene egipcio que adorna nuestra capital y que afortunadamente se apiada de mí.

Nada peor que esperar los resultados previsibles de los gestos incompetentes. Nada peor que hacerlo bajo una llovizna pertinaz de culos que desplazan brevemente tus silla y mesa al paso y la mirada reiterada del mozo preguntando por qué carajo te quedás una hora y media tomando un sucinto café. Y mientras tanto los clientes vienen y se van sin dejar ni propinas ni recuerdos, ni huellas. Sólo quizás dos tibiezas efímeras con la raya al medio en las cuerinas gastadas.
Al compás del café infinito, sigo deshojando la margarita, convencido de que no hay dos si estrés.

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